Esta semana podemos leer las declaraciones de Antoni LLardén, presidente de Enagas, en las que apuesta por una normativa europea que regule el Fracking a nivel comunitario, y poder así emplear el método de la fractura hidráulica del macizo rocoso como fuente energética. Para ello, expone una serie de criterios que desde INREMIN apoyamos firmemente, como por ejemplo:

“…todas las fuentes de energía serán necesarias, porque no hay una única que aúne los criterios de ser abundante, barata y sostenible, y además la demanda mundial de energía sigue creciendo.”

Así mismo, LLardén expone el más que conocido y hablado caso de la revolución energética vivida en Estados Unidos por el shale gas, siendo un país que de dependiente energético ha pasado a poder convertirse en exportador. Y como siempre hemos dicho nosotros, es imperativo que esa normativa encuentre el equilibrio entre la explotación del gas y la protección del medio ambiente, puesto que ese equilibrio existe, como por ejemplo evitar la prospección en zonas desamente pobladas, o como es evidente, en zonas protegidas. En esa línea se muestra el presidente de Enagas, Antoni:

“…Llardén ha considerado que la explotación del ‘shale gas’ será “inviable” en Europa si no va acompañada de un marco normativo preventivo en materia medioambiental, y que es imprescindible una normativa europea común con criterios claros y estrictos para evitar el rechazo ciudadano.”

El no a todo es tan perjudicial como el sí a todo, y es el momento de legislar para no perder la oportunidad que se presenta al conjunto del país.

Fuente: Cinco Días.