Siguiendo nuestra serie de reservas naturales derivadas de la minería, presentamos en este artículo otra de las maravillas de nuestro país, el yacimiento Arqueológico de Atapuerca. En este caso, lo que hoy disfrutamos fue descubierto gracias a la minería del carbón y del hierro. Hablamos del siglo XIX y la revolución industrial que España estaba llevando a cabo en esa época. En el País Vasco crecía de forma importante la demanda de hierro y de carbón para la siderurgia desarrollada en la provincia, y la fuente de carbón de las cuencas de Asturias y León se volvía insuficiente. Por ello, se comenzaron a explotar las reservas de hulla existentes en la Sierra de la Demanda, a unos 50 kilómetros al este de Burgos, y más concretamente en las localidades de Riocavado, Monterrubio de la Demanda, Pineda, Barbadillo de Herreros entre otras. En aquella época, la única forma de llevar el mineral extraído a los altos hornos de Vizcaya era a través de ferrocarril, por lo que el británico Richard Preece Williams, creó una compañía llamada The Sierra Company Limited para llevar a cabo la construcción de la línea férrea. El proyecto para llevar el mineral de carbón y de hierro se diseñó con la intención de unir la Sierra de la Demanda con el enlace Burgos-Bilbao, y desde ahí aprovechar la vía existente hasta Vizcaya. Fue en el año de 1896 cuando se iniciaron los trabajos y en el año 1901 se dieron por finalizados. Lamentablemente, la vía nunca se llegó a consolidar, una de las condiciones para percibir la subvención de la Diputación era el compromiso de utilizar la infraestructura no sólo para el transporte de mineral, sino también para el transporte de viajeros y otras mercancías, pero el alto precio que impuso Ferrocarriles del Norte fue un lastre demasiado elevado, por lo que en 1910 la línea se cerró definitivamente al tráfico. Hoy en día todavía pueden verse túneles y estaciones de aquel ferrocarril. Pero gracias a las obras de construcción de este ferrocarril, y más concretamente al atravesar las estribaciones de la Sierra de Atapuerca para abrir camino a las vías fue cuando se dejó al descubierto parte del yacimiento. Si bien durante los trabajos realizados se descubrieron cuevas kársticas colmatadas con sedimentos pleistocenos, nadie reparó en ellos quedando algunos destruídos y otros expuestos. Pasaron varios años con los restos abandonados hasta que en 1964 el profesor Francisco Jordá Cerdá inició las primeras campañas de excavaciones aunque éstas se detendrían poco después. Ocho años más tarde un grupo de espeleólogos, el Grupo Espeleológico Edelweiss, descubre la llamada Galería del Sílex que contiene restos de rituales funerarios y de pinturas de la Edad del Bronce. Comenzó a aumentar el interés de la zona y comenzaron una serie de campañas arqueológicas que fueron poco a poco sacando a la luz el increíble tesoro que se escondía bajo esas montañas. Entre ellas, cabe destacar la que el Ingeniero de Minas Trinidad de Torres Pérez-Hidalgo, que realizaba su tesis doctoral en osos fósiles en esta zona, con ayuda de Emiliano Aguirre, antropólogo, ya que fueron los descubridores de la Sima de los Huesos, una de las zonas con mayor interés científico. En los años sucesivos se han ido realizando una serie de descubrimientos que han permitido a los científicos comprender de una forma única la evolución humana, pero quizá lo mejor de todo es que todavía se siguen descubriendo nuevos restos que dan paso a más descubrimientos científicos.

Es otro ejemplo más de que la minería es necesaria en nuestra sociedad, ya no  sólo porque los recursos que necesitamos para fabricar todos los productos que empleamos provienen de ella, sino que gracias a la minería se pueden obtener espacios naturales aprovechables por todos, y como puede verse en este artículo, pueden realizarse descubrimientos únicos y maravillosos. Si bien, el único método de desentrañar los misterios que esconde la Naturaleza en las montañas es la explotación e investigación mineras. En este caso fue obra del azar, pero gracias al trabajo existente alrededor de la actividad minera se produjo el descubrimiento de esta maravilla natural mundial que está permitiendo conocer nuestros orígenes. El gran proyecto ferroviario que se llevó a cabo destruyó una pequeña parte de los yacimientos, dado el desconocimiento de la época y a la falta de una normativa medioambiental como la actual, pero gracias a dicha obra hoy en día conocemos unos yacimientos excepcionales que hubieran quedado ocultos para los científicos y la población en general.

Fuente:

Guía Burgos: El Yacimiento panteológico y arqueológico de Atapuerca.

Atapuerca.tv: La historia de la Sierra de Atapuerca.

Fundación de Atapuerca.